Adiós Qatar: Perú desgarra la operación remontada de la Roja
Las matemáticas. La fe en un milagro. Lo único que le queda Chile en estas Eliminatorias es soñar con lo imposible. Creer en una calculadora mágica, que de un día para otro ponga a la selección nacional en carrera por ir al Mundial. Nada. No hay nada. No hay fútbol, no hay plan ni reacción. Pensar en Qatar 2022 es caer en la ingenuidad. En Lima, después de perder ante Perú por 2-0, moralmente la Roja le dice adiós a la Copa del Mundo. Esa es la cruda realidad.
Martín Lasarte no se atreve. El ensayo ofensivo del miércoles lo cambia sobre la hora con un esquema de mayor lucha. Carlos Palacios se queda en el banco y el cruzado Marcelino Núñez juega su primer partido como titular con la Selección. Dos líneas de cuatro para contener al local y solo un delantero en cancha. Porque Alexis Sánchez, nominalmente el acompañante de Ben Brereton, se mete en la zona de Charles Aránguiz y Erick Pulgar, para armar juego desde ahí. Intrascendente y poco productivo. El reserva del Inter de Milán no tiene la capacidad física de arrimarse al área. Se le nota la falta de minutos.
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Chile es como una pistola de juguete. Parece peligroso, amenazante, pero dispara dardos de esponja. Y eso que tiene el primero en los pies de Marcelino, que pifia de zurda en el corazón del área. Son esos detalles que marcan un partido cerrado. Como esos tiros libres cerca de la portería inca, desaprovechados. Segundos en que un despiste se castiga. Que lo diga Mauricio Isla, quien ofuscado por un pequeño manotazo de Christian Cueva se despreocupa del volante en un saque de costado (sí, un saque de costado) y ayuda al primer gol de Perú. Claudio Bravo hizo lo que pudo ante el fusilamiento de Peña y el rebote le quedó servido al propio Cueva: 1-0, 35 minutos.
El gol desarma a la Roja. Por dentro, en el alma. El final del primer tiempo es un alivio, pese a que a los dueños de casa no tienen su mejor jornada. Hay urgencia por mejorar el panorama, pero Lasarte no da con la tecla. No supo cómo. Mete a Felipe Mora, uno en el que nunca había confiado, como esperanza de salvación. Pero la Selección sigue sin un esquema de ataque. El DT instala a Brereton en la izquierda y lo pierde. No ve una el inglés pegado a la orilla.
La desesperación es total. Alexis juega pegado a los centrales, pero los centrales chilenos. ¿A qué baja? ¿Nadie lo puede ordenar? Y los yerros en la salida siguen. El apagado Aránguiz la pierde y así nace el 2-0 de Perú, de Peña. Minuto 64 y Qatar 2022 ya no corre para el Equipo de Todos. Chile no da un pase claro en ofensiva, entran Diego Valdés y Joaquín Montecinos (el que se subió a última hora) a buscar el portento que no llega. Cambios a ciegas, apuestas en busca de una respuesta que no existe.
Qué más dan los últimos minutos. La selección nacional es solo un montón de jugadores tratando de hacer algo. Lasarte se limita a observar, vencido. Como todo un país, que aspiraba a un mejor final de la Generación Dorada. Chile está a cuatro puntos del séptimo, a siete del puesto de repechaje que hoy pertenece a Colombia. Ahora vendrá el discurso de manual. El de seguir peleando hasta el final, de que nada está dicho hasta que matemáticamente no sea oficial la eliminación. Tonterías. En Lima queda demostrado que la Roja está fuera del Mundial. Futbolística y espiritualmente. Lo peor es que tampoco merece estar ahí.